París, 5 de enero de 1965
El año 1964 ha sido fructuoso para mí, desde el punto de vista literario: publicación en Lima de dos de mis libros de cuentos, Las botellas y los hombres y Tres historias sublevantes; aparición en francés de Les charognards sans plumes; y en alemán de Im Tal von San Gabriel; firma del contrato con la editora holandesa para la publicación de Crónica en Amsterdam; propuesta aceptada de la televisión francesa para llevar a la pantalla chica mi cuento "Al pie del acantilado"; terminación de mi novela Ludo y sus fantasmas (o como se llame); terminación de mi obra de teatro sobre Oblitas Paz; invitación al coloquio de escritores de Berlín; presentación de «Santiago el pajarero» en Santiago de Chile.
Esto bastaría para contentar a un hombre menos exigente que yo. Pero lo que a mí me fascina es la otra cara de la medalla: lo que he dejado de hacer, lo que salió mal, lo que no tuvo eco, lo que fracasó. Todas las realizaciones citadas tienen su lado lúgubre.
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